Los
romanos del antiguo imperio consumían en el siglo I una masa cocida similar al
pan, de forma circular, condimentada con hierbas y semillas. Habían tomado esta
comida los griegos y los etruscos, quienes elaboraban una masa cocida saborizada.
Las mujeres romanas cocinaban el pan en hornos comunales de los pueblos, y mientras esperaban que estuviera cocido, cortaban pedazos de masa a los que le daban forma circular y condimentaban con lo que tenían a mano. Estos bollos se horneaban más rápido que el pan y saciaban el hambre de los que esperaban: niños, ancianos, mujeres.
De la plaza pública, este antecesor de la pizza pasó a las alforjas del trabajador, quien lo llevaba a sus labores a modo de almuerzo rápido, popularizándose
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